lunes, 12 de enero de 2009

Hombres contra la(s) Violencia(s)

En esta bitácora se hablará de violencias, en el intento de: 1º.- estimular la reflexión de la responsabilidad de cada hombre sobre este asunto; 2º.- deslegitimar el uso de la violencia; y, 3º.- promover formulas de relación con la agresividad y estilos de resolución de conflictos que no sean dañinos para ninguna persona.
Oswaldo Martín, compañero del grupo de hombres en el que participo, ha querido compartir y difundir una reflexión sobre la violencia contra las mujeres.
Expresando las gracias a Oswaldo y el deseo de futuras colaboraciones, aparecerá a continuación el texto íntegro que ha titulado "Eliminando a la Testigo".

ELIMINANDO A LA TESTIGO

En cada mala hora que una mujer aparece muerta, y los medios de comunicación informan de que el presunto asesino es su marido, o su novio….los mismos pensamientos me rondan la cabeza

En cada día fatal en que una persona pierde la vida porque su ex pareja fue incapaz de aceptar que no la poseía, me pregunto lo mismo.

¿Quién nos mantiene engañados? ¿Quién logra que creamos que la violencia hacia la mujer es producto de un simple arrebato pasional? ¿Qué fuerza nos hipnotiza hasta convencernos de que el problema recae exclusivamente sobre el asesino?

La violencia hacia la mujer la sostiene las actitudes machistas y nauseabundas que aún imperan en la sociedad. Esas actitudes, las promovemos cada hijo de vecino cuando alabamos la fortaleza de un niño pero celebramos la belleza de una niña. Hacemos más fuerte al monstruo, en cada ocasión que a un chico adolescente, le animamos a que persiga chicas antes que en el barrio le llamen maricón. Las alimentamos cuando aconsejamos a nuestras hijas que no estudien porque lo mejor es encontrar un buen marido que las mantenga. Y aún más, cuando nos tiramos el rollo con nuestros vecinos diciendo que “ayudamos a la mujer en la casa” y lo único que hacemos es comprar el pan y bajar la basura. Alimentamos el monstruo de la violencia cada vez que toleramos sin inmutarnos declaraciones de la Iglesia Católica sobre lo que debe ser una mujer: esclava del marido y máquina reproductora de sexualidad pasiva.

Sí. Uno es el asesino, pero la complicidad está compartida

Y sin embargo, pienso en hombres y mujeres y me doy cuenta de que en realidad: por cada mujer que se separa y es capaz de sacar adelante por sí misma a su familia, hay 10 hombres que buscan desesperadamente una mujer sustituta; Que por cada hombre que no es capaz de llorar porque sería mostrar debilidad, hay 10 mujeres que no pueden evitarlo por las palizas que reciben cada día. Que por cada mujer que prefiere vivir sola, hay 10 hombres incapaces de afrontar la vida sin una mujer.

A poco que lo pienso, se me hace evidente que el hombre que mata a su pareja, en realidad, trata de eliminarla, porque ella ha sido testigo de su pequeñez como ser humano y su bajeza como persona.


Les saluda, Oswaldo Martín